martes, 4 de agosto de 2015

Apresar deseo

La marea ya hizo recordar
de las luces y triste sabor a sal
aquello oculto en la verdad.

El deseo de robar y del ansiar más piel,
en el infierno de gozo en el que envenenado vivir
atado a la búsqueda en libertad por alguna eternidad.

Proseguir el sinsentido programado,
perderme culpando al desasosiego del descontrol,
reabrir la buhardilla de heridas arrepentido.
Diatriba de elegir.

Cegadora injusticia, refugio expuesto.
Vejez soñadora, caricia derrotada.
Espera desesperanzada, esclavo piadoso.
Mediocridad paradisiaca, murmullo ensordecido.

Hablar de silencios inundado de bullicio
cuando la sonrisa como flor sin dolor
para helar pulmones insensatos.

Así se entra en el futuro más distópico,
el corazón inerte palpitando,
el dedo acusador cuando sigue esperando,
donde utopía es vivir separado.

Proseguir el camino más difuso,
encontrar inocente controlador ausente,
reabrir la herida sanada.
Diatriba de elegir.

Cegadora injusticia, refugio expuesto.
Vejez soñadora, caricia derrotada.
Espera desesperanzada, esclavo piadoso.
Mediocridad paradisiaca, murmullo ensordecido.

Día de nubes envuelto oscuro
cuando la sinceridad emerge,
cual ígnea ave,
protegiendo la marea aullando a noche oculta.