Es el preciso momento
en que desaparece la adicción
del que habita en el interior.
Y el zumbido de los vanos intentos
de tu fuero por rescatar
lo que queda de la mente desatada.
Son los deseos de lealtad,
omnipresente desde la llegada,
a permanecer consciente
por pedir consenso
los que me atan aún.
No es todo
lo que me hace seguir,
es lo deseable.