Si sobreviene un tifón sin avisar,
si olvido lo que aprendí y
la experiencia no ha sabido escuchar
me pregunto si al amainar la tormenta
caerán pilares en la tempestad.
Por haber ansiado el calor,
por los papeles perder entre rayos y ardor
se escurre el agua de entre las manos otra vez.
Sólo habré de culpar la tempestad,
escuchar el deseo,
añorar la luz de neón que no encendió,
seguir arrollo abajo
y en medio de ruinas de nuevo estará.
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