Habrá veces en la que tendrás que odiar a ese puto corazón
cuando convierte un pequeño suspiro en sufrimiento
y una simple sospecha velada encierra de nuevo en el caparazón.
Una noche sin sentido, aislado y asolado
dentro de esa habitación en la que nado
a oscuras y casi encerrado:
Meditar una noche más,
soplar uña vela más,
agarrar otro estropajo más
y soltar todo el aire al saltar.
Habrá veces en que quieras encender una esperanza
cuando la marginidad te cubra de oficiosalidad
y todo nuevo agente de condicional conlleve una carga más.