Aún recuerdo la primera vez que te besé en los labios,
mientras la respuesta de mis arrugas llegan a mi mente,
a lo largo de una melodia desconocida que se olvida por momentos...
Perforando mi cerebro, miles de preguntas que sin relación
me llevan la respuesta equivocada de mi verdad.
Y a mí vejez pagaré penitencia por no conservar aire
en mis maltratados pulmones...
No hay respuesta que me haga sobrellevar el peso de la carga
que pusiste sobre mi espalda, ante las que mis piernas fallaron...
No hay forma de borrar del pasado,
aquella palabras de despedida,
saliendo sin voz,
sintiendo un frío e intenso dolor,
palabras que el viento no se llevó
Para no tener que olvidar
Nunca nadie va a adivinar cómo pienso en ti,
Ni cómo recuerdo esa mirada tuya…
No hay mil formas de superar lo que no tiene solución,
Tampoco hay cientos de modos de sobreponerse al asombro…