En mitad del mediterráneo en calma

Con el abrumante ruido del olvido

no encuentro la quietud del torbellino.

Aquella luz
se redime
y se cansa...

La fuerza para brillar,
no está en ella
sino en la esperanza
de un amanecer
y la mañana tórrida
con un alfil deborando a su rey...

Son retazos de ira
los que guían la vida
de la muerte.

Aquél lugar donde descansan
los restos de la lucha
hoy se inunda
como lo hace un barco de papel
en medio del mediterráneo en calma

No volver a ver la luz
de la estrella sin vida
es perder el juicio
contra la voluntad;
lo que hoy se palpa.

No olvidar jamás
es mentir una vez más,
y un paso adelante en la batalla.

Y se rompe la fe

"Derramándose por dentro,

grita el corazón"

Qué seré yo,
corriendo de la huida
y escapando de los sollozos.

Arreglar lo irreparable,
romper mil átomos
o decir lo indecible.

Entrar por una ventana
a donde se guardan pequeños recuerdos,
y desatar un tifón al otro lado.

Y un recuerdo,
de ese cuerpo
es ese sabor.

De la sombra que fui

Sueño despierto

cuando no estás

Aunque el aire me pueda romper
pídanme silencio, pídanme desahogo,
quítenme espacio y denme una parte de él.

Y una vida, por el camino olvidará,
por miedo a fracasar, conexión que valorará.
Que sus ganas de soñar ayer olvidaron,
a falta de estima y frialdad, decisión.

Ojos que buscan sangre,
perforan y vacían el vientre.

Siempre que la sonrisa calma,
arremete y golpea la furia
inducida de la tempestad.

Reconocerlo no es divertido,
y sin duda es capaz de ayudar.
En tu ausencia me quiero ahogar,
y el mucho que hacer me hará escapar.

Si me ves suspendido,
búscame, antes de que no vuelva,
y solo veas lo peor.

"Eterno porvenir,
deambulante y abrumante."

En el más oscuro y brillante amanecer

Dimenticare ...

Questo è il problema

Aguanta el aguacero fuera de todo
lo que ves y sabrás donde estoy yo.

Palpita fuera de la tierra abonada
y supera al incienso ardiente en la jaula,
así aprenderás a ver mejor.

Desea soportar la muerte del enfermo
y un día más verás la luz crepitar.

Mientras yo me olvido, a cada suspiro,
del cerebro con melodía que va marcha atrás.

Y tan lejos de casa

De un lugar al que pertenecí

Llenando de vacío el soñaré,
acerco el laberinto al exilio.

Oscuridad atrapada en musicalidades
donde las rosas son incapaces de ver.

Perfección azulada inexistente
navegando por mares de nubes.

Alma solitaria
alejada del hogar,
vagabunda de náuseas.

Y las gentes de ninguna parte
preguntan a diario por las caras sin faz,
una vez iluminaron los suspiros.

Cogidos de la mano,
de camino a ver el fin
de un pequeña parte del mundo.

Rojizas nubes acomodadas,
en insufribles días sin sol.

Un reloj marcha atrás nunca parará

Todos me lograrán vencer

Sombras que se alejan
de las calles desiertas y en silencio.
Ausencias que se llenan
de vacíos repletos de expresiones y caricias.

Maldiciones se redimen
cual monigotes sin varices.

Buscar el lugar desde donde saltar
para ni mis pies ni mis alas encontrar.

Y en miles de lugares aun brilla el sol

Y cientos de cristales rotos

Se veía clara la luz,
cerca de la medianoche.

Sombras ya planeaban
sobre la latente llamada,
entre las dudas y el naufragio
en la suave calma que precedía.

Dejadas sobre la almohada,
descansan, no tan relajadas,
las plumas y el reflejo
de aquella inocente mirada.

Debajo de la cama,
el daño y el perjuicio
inocente de su causa,
y culpable del alivio.

Me juré que la maldición crónica,
no sería la culpable de la pérdida.

Sumaré los sueños de la noche de los fuegos,
y restaré la inocencia de la sabiduría perdida.

Esconder el nunca

Cómo puede alguien pedir más...

Mi ausencia junto a la desdicha al mar,
la sorpresa y la esencia al mar,
y junto al vudú, la presencia al mar.

Lo que no importa,
los ríos, los lamentos,
la inconsistencia y el recuerdo
aprenderán a nadar.

Cada lucha perdida en la refriega,
toda la ignorancia de necesitar
y esa pertenencia que no corresponde...

Soledades de silencios,
temblores oscuros,
relojes de pared...

...esos que gritan y arañan
la triste verdad,
envuelven al que no camina.

Comienzo de un final forzado

Duele el aflojar el ritmo
del raspeo en el asfalto...

Falta de tiempo,
un tiempo corrupto
y fuera de lugar.

Algo en el aire, balas de plata
y una estaca en el pecho.

Labios rotos en el silencio
de una mirada furtiva
al alma más perdida que la faz.

Fundido a blanco.