lunes, 24 de diciembre de 2012

Luces como atadura


Las luces que dejas atrás,
aun se pueden ver en el retrovisor.
Atado al dolor
que amarra la fe
es seguir en esta incerteza.

No podrás perder la cabeza,
y tendrás que rogar del oro
el valor de volar hasta el sol.

Debe ser que gusta amargo,
el sabor de un triste verano
la ventana abierta y el viento silbando,
el pie equivocado y el precipicio sobre la faz.