Es todo tan comprensible,
que necesito un motivo para olvidar
lo fácil que es todo.
Tú y yo supimos que era el momento y el lugar,
averiguamos que no necitábamos aprobación
y que el mundo sabe lo que es la verdad verdadera.
Saltar y correr son lo que me da la gana,
21 días y 9 noches son más que suficiente para aprender
lo que no intuímos en el instante de
sentir lo mismo que al ver el cerebro interior de un oso pardo.
Miedo a pedir que vengas,
miedo a verme callado,
miedo a sentirme preparado,
miedo a perderme en el camino,
miedo a no estar preparado,
miedo a tener miedo.
Yo sé que no soy lo que quiero ser,
pero no sé si eres lo que quieres ser.
¿Soy lo que quieres?
¿Eres lo que quiero?
Si no lo intuyo ahora es que no se nada,
sólo que soy como una cuerda qpretando la pierna de una raptada,
que sólo soy del condenado el grillete que ata su vida a la muerte,
sólo soy el minotauro perdido en el laberinto de mi puerta abierta.
A quedarme corto,
a no ser explícito,
a que llueva demasiado,
a ser explícito,
al fantasma de mi vida pasada,
al agua que mi corazón ahoga.
Como sentir el pinchacito de las piedras en los pies andando por la playa desierta y con la orilla congelada.
Como dar mil vueltas deseando marearme y ver esa voz nada más parar.
Dejadme imaginar que soy como el ave que vuela sin encotrar el camino,
que soy como el pequeño zorro buscando la teta para mamar,
y que me siento como el loco que se cuelga desde lo alto de un edificio para proclamar lo que quiere.
Que del mismo modo que un sordo escuha el repique de la lluvia en la ventana,
o como el ciego siempre queda abrumado ante la inponente fontana
y también el mudo chilla al sentir caer el mundo sobre su cabeza,
yo me quedo sin aire en los pulomones que dejen soltar las palabras.
-Es diferente, yo era el tercero.
-Sigo sin entender por qué se fue.
-Nunca le dije la verdad, y tú lo sabes.
-Lo sé, y le comprendo. Eso es lo que me da más rabia. Pero le entiendo.
-Pero ya no puedo hacer nada.
-Eso es lo que tú crees.
-¿Y qué crees que podría hacer?
-Contarle la verdad.
-No me creería.
-Eso no lo sabes.
-Créeme, lo sé.
-No lo sabrás hasta que lo digas.
-A tí tampoco te lo llegé a decir.
-No hizo falta.
-Él habló contigo.
-Por eso te digo que le comprendo.
-Pero no lo entiendes.
-Es complicado.
-Y diferente.
-Sí.
-Pero debió quedarse. Él lo intuye, sólo esperaba a que lo dijeras.
-No serviría de nada.
-Sé que volvería.
Quiero ver el sol caer desde lo más alto de mi balcón,
quiero sentir la lluvia caer sobre mi alocada mente,
para no tener que permitir a mis ojos ver el fin.
Es tiempo de que mis pies nos lleven al lugar
que tiempo atrás ya debiste hacerme ver.
Que la nube que marchó sobre nuestro sendero aterrado del fastuoso olor
que desprenden las entrañas del abismo que sin pensar abrimos
marcha ahora sobre la tenacidad impetuosa de quien a la escarcha hizo llamar.
Que sean la violación de la intimidad de las entrañas del abismo
las que nos otorguen la posibilidad de atravesar la caricia que rompió entre los dos.
Qué me queda si no es un recuerdo,
que me quedo sin tener que eleguir,
cómo te lo digo si no lo ves,
cómo te lo hago entender si no quieres saber.
Aquellos bailes de miradas sedientas,
aquellos momentos de los que tanto aprendí.
A qué esperas para cerrar el final,
o para escribir el nuevo capítulo.
A qué me aferro si no tengo el susurro,
o siquiera el cansancio.
Y el Banco dónde fumábamos risas,
y las conversaciones vacías de sentido racional,
y los te necesito porque estoy mal,
y los te necesito porque estoy fenomenal.
Una insensata voz en mi me dice
el dividir es una operación operada
desde otro diario.
Semana 1:
Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!
Mes 01:
Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.
Mes 02:
Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva 'familia humana' me cuidara tan bien como ella lo había hecho.
Mes 04:
He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como 'hermanitos'. Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.
Mes 05:
Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice 'pipí' adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en el salón... ¡Y ya no me aguantaba!
Mes 12:
Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentir de mí.
Mes 13:
Qué mal me sentí hoy. 'Mi hermanito' me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.
Mes 15:
Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.
Mes 16:
Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía reguilete. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro 'día de campo'. No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. '¡Oigan, esperen!' Se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.
Mes 17:
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal como ninguno. Pero solo dicen 'pobre perrito', se ha de haber perdido.
Mes 18:
El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis 'hermanitos'. Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras 'a ver quien tenia mejor puntería'. Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.
Mes 19:
Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.
Mes 20:
Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado 'cuneta', pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a ladera del camino.
Mes 21:
Llevo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: 'No te acerques'. Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. 'Pobre perrito, mira como te han dejado', decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: 'Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir.' A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.
·Así que eres tú...
·Sí. Y tú.
·Bueno, ¿que tal todo?
·Bastante bien... ¿Y tú?
·Bién también.
·Bueno... Cuéntame algo.
·¿Qué?
·Cuéntame algo.
·¿Qué te cuento?
·Mmm... No sé.
·Mmm...
·Improvisa.
·Hace poco soñé contigo, ¿sabes?
·¿Y qué soñaste?
·Pues llebavas un cuchillo. Creo que en la mano derecha. O tal vez en la izquierda. No lo recuerdo.
·¿Quieres decir que soñaste cómo te mataba?
·No, para nada.
·¿Entonces?
·Preparabas el almuerzo. Vivíamos juntos.
·Mmm...
·¿Sólo dices eso?
·¿Acaso crees que puedo cambiar lo que pasó y hacer que podamos vivir de nuevo juntos?
·Mmm...
·¿Sólo dices eso?
·Improvisa.
Perdiendo mi mente,
me encuentro dentro del
centro de un terremoto.
Como el ojo del huracán
me siento al estar aquí,
y si retorno volveré a buscar
lo que olvidé.
Un eterno malestar,
es el molestar de un alma
en pena y en su peor época,
golpearé mil paredes hasta derribar
los muros de la desolación
que habita en el fondo de mi corazón.