toca las aguas oscuras
dónde se encuentra oculta
mi alma, que quiere resurgir
de las cenizas en que mi cuerpo
ha quedado transformado.
Ahora, tiempo después,
no hay nada que pueda yo hacer
para dar marcha atrás
a esas viejas manecillas
del reloj que vio mi caída mortal.
Viajo en una espiral de dolor,
cayendo al vacío;
grito y no me oigo,
escucho y sólo hay silencio roto
por el riudo del rudo silencio en sí,
que provoca un tiempo
quebrado entre azules brumas...
Una densa niebla brumosa
seca la garganta de aquel que gritó
y no se dejó callar
ni calló en la cuenta
de su necxesidad de respirar.
Ahora, tiempo atrás
recuerdo que no encontré
un cartón lo suficiente frío,
ni un banco lo sificiente apartadon del mundo
para dejar a un lado
la locura de estas palabras ya sin vida...
Quiero que ayuden
a rezar por el fin del dolor,
por la calma a final del día
dónde no haya más de lo mismo
y nunca encuentres lo que necesitas.
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